23 marzo 2009

El Gran Perro Japonés: Temperamento y Carácter

(Artículo original escrito en 1995)

El Gran Perro Japonés, declarado en su momento monumento nacional en su país de origen, Japón, está incluido dentro del grupo quinto, es decir, perro de compañía, pero realmente se trata de algo más que de un simple compañero.
No se puede describir simplemente en una charla- sólo poseyendo un Gran Perro Japonés se puede llegar a entender el carácter tan especial que vamos a tratar de explicar.





Ante todo, es un perro de guarda, alerta pero muy sigiloso, no es nada ladrador, de ahí que cuando realmente lo hace suele ser motivo de alarma, virtud muy a tener en cuenta. La seguridad en si mismo, su valentía y tranquilidad nos hacen ver y comprobar que se trata de un perro de los más completos que existen para guardar.
No es casualidad que los propietarios hablen de él como algo más que un perro, que simplemente, con una convivencia normal, sea un perro realmente equilibrado. Algunos adiestradores profesionales, hablan de él como un perro realmente fiable, con un carácter muy desarrollado para el territorio, pero lo tachan de ser algo impulsivo cuando muerde a la manga. Ello es debido, a que no suele morder y fijar bien a la manga, ya que inmediatamente la suelta y muerde en otras zonas.


Pero es una crítica a mi modo de ver errónea, puesto que para ser un buen perro de guarda, no es necesario este tipo de adiestramiento en un Gran Perro Japonés, mas bien todo lo contrario, ya que al tener, como decíamos, un instinto propio para guardar, lo que conseguiremos si lo adiestramos, es manipular su carácter .
De todas formas, podemos comprobar, Gran Perro Japonés en adiestramiento civil, con un resultado magnífico incluso en algún ejemplar, se ha puesto a prueba su capacidad para el pastoreo, con una gran satisfacción para los propietarios.


Es un excelente aliado de los niños y la familia, pues ya en la antigüedad, las familias japonesas les asignaban la tarea de protectores de la casa y los niños, pues tienen muy desarrollado el instinto de protección. Incluso, estaba considerado símbolo de salud y buena suerte. Así cuando nacía un niño en la familia se le regalaba una estatuilla de un Gran Perro Japonés como amuleto.
Fue utilizado en las montañas del norte del Japón desde hace siglos para la caza, ya fuera de faisanes, patos, jabalís, osos, ciervos etc.., incluso para arrastrar mercancía . De ahí su carácter dominante y agresivo ante otros animales, hecho que aprovecharon para la comercialización en peleas de perros.


Por aquel entonces, hasta la correa y la forma de llevar un Gran Perro Japonés tenía un significado especial, ya fuera por el rango de su propietario o por tradición y admiración hacia el perro.
Esto nos hace ver que poseer un Gran Perro Japonés tenia un significado de orgullo para el país, que a pesar de estar a punto de desaparecer en varias ocasiones, como ocurrió en la segunda guerra mundial, en donde muchas familias no podían alimentar a sus Gran Perro Japonés por lo que el gobierno se encargó de alimentarlos para no correr el riesgo de desaparecer, declarando la raza en 1931 tesoro nacional de Japón. Por esta razón mantuvo sus cualidades hasta nuestros días, aunque luego se llegara a dos tipos de línea.


Debido a su marcado carácter para guarda y protección, no es necesario un adiestramiento específico para defensa, ni tampoco recomendable, pues manipular su carácter solo conseguiría perder su personalidad. Aunque necesita convivir con la familia, pues se trata de un perro muy sensible, es necesario un aprendizaje desde cachorro a la obediencia, puesto que mantienen una cierta independencia.
Muchas veces los perros vienen pletóricos de cualidades que una mala educación y crianza pueden destruir y hacer estéril el trabajo de muchos meses. Del mismo modo, el carácter del propietario incide mucho en el Gran Perro Japonés, ya que, por ejemplo, un dueño nervioso transmitirá inconscientemente parte de sus reacciones al animal.
Debe tratarse con suavidad pero con energía, pues se conseguirá más con una caricia o estímulo que con un castigo, ya que el Gran Perro Japonés es además un animal sensible y como tal hay que tratarlo.


Aunque ello nunca será un problema, porque hablamos de un perro muy inteligente que asocia rápidamente el aprendizaje. Pero ello no quiere decir que le privemos de su libertad o independencia, porque también la necesitan, no olvidemos su antepasado oriental.
El Gran Perro Japonés siente especial interés por los niños, con una pasión y protección poco común, llegando a extremos de ser inseparables. Su temperamento le permite cualquier travesura de los críos, con muchísima paciencia y delicadeza, pero no consienten intromisiones de extraños ante ellos.


Sin embargo, mantienen una gran desconfianza ante desconocidos, no consintiendo nunca acariciarse o sociabilizarse con ellos, aún cuando el individuo tenga alguna relación con él; cualidad que favorece notablemente su marcado instinto del territorio. Ello unido a su considerable tamaño y fortaleza hacen de él un temible enemigo para los extraños.
Estamos ante una de las razas más nobles que existen como demuestra una vieja leyenda, la de HACHIKO, propiedad desde los dos meses de edad, del profesor Elsaburo del departamento de agricultura de la Universidad en Tokio. Todos los demás HACHI, como lo llamaba el profesor, acompañaba a su amo a la estación de tren de Shibuya para verlo partir. Más tarde volvía a esperarlo para acompañarlo a casa. Años después, una tarde de mayo, el profesor no llegó en el tren que todas las tardes esperaba impaciente HACHI , pues el profesor había fallecido. El perro esperó hasta la noche, al día siguiente y durante 10 años HACHI volvía a la estación y esperó a su querido amo, regresando solo a casa. HACHI murió en 1934, y desde entonces, todos los años los habitantes de Perfomance, pueblo del profesor, rinden un homenaje a HACHIKO ante su estatua.


Es destacable su tremenda resistencia, capaz de andar 20 Km./h sin forzar durante varias horas. Aunque no le entusiasma el agua, es un gran nadador, puesto que es capaz de impulsar las patas traseras al nadar, al contrario que otras muchas razas, lo que hace que impulse a las delanteras, con una evidente rapidez. Ademas, su piel le permite hacerlo a temperaturas muy bajas.
Pese a su apariencia de perro pesado, se trata de una raza muy ágil, con un movimiento que combina fuerza y uniformidad, con una gracia felina que le hace distinto y expresivo.
Esperemos que nuestros amigos los Gran Perro Japonés resurjan después de una etapa tan difícil y conflictiva para ellos.

Autor: Francisco García (Kaners)

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